Mecanismos de la
imagen
Gran libro para conocer el mundo de un cineasta
que hace documentales como ensayos cinematográficos. Nacido en Alemania (1944),
Farocki milita una exigencia al arte: que sirva; pero no como utilitarismo
venerador del rendimiento, sino como herramientas estéticas, bellas en sí
mismas a la vez que vehículos de procesamiento de una cólera o una intriga políticas.
Con El fuego inextinguible (1969),
por ejemplo, conmovedora película sobre el napalm, donde Farocki se apaga un
cigarrillo en el antebrazo frente a la cámara para sentir un ápice del infierno
estadounidense en Vietnam a la vez que para mostrar la distancia de los
espectadores occidentales con los acontecimientos; o con Imágenes del mundo y epitafios de guerra (1988), donde reconstruye
la historia de las imágenes –sobre todo aéreas- de los campos de concentración
y exterminio nazis. Son dos ejemplos de muchos; además de sus películas, hace
años el realizador monta video-instalaciones, como las que presentó
recientemente en Fundación Proa, en Buenos Aires, con gran éxito de público.
Los textos reunidos en el presente libro
(veinticuatro, escritos entre 1980 y 2012) muestran que los films son un momento, con capacidad de circulación e interpelación,
de un proceso de investigación que los precede y excede. Sin contar algunos
escritos iniciales sobre políticas técnicas cinematográficas (donde cuestiona
la entronización del plano-contraplano, o la preponderancia de la isla de edición
en las realizaciones mainstreem contemporáneas, e incluso el devenir estilístico
de sus primeros referentes, como Fassbinder o Wenders), el grueso de los textos
son ensayos incisivos sobre el régimen de existencia de las imágenes, su
producción, su distribución, su consumo. Cámaras ubicadas en la punta de los
misiles; videojuegos de realidad virtual que entrenan para la guerra tanto como
sirven de terapia post-traumática de los soldados; animaciones informáticas de
la naturaleza que tornan al mundo defectuoso en comparación; el tabú cinematográfico
de las imágenes del trabajo fabril (se retrata la vida de los trabajadores, su
entrada o salida de la fabrica, pero no su trabajo, dice Farocki); el uso de
las cámaras en las prisiones estadounidenses y la topología del control; la
vida planificada palmo a palmo por la imaginación ingenieril de los centros
comerciales: la fascinación y el terror ante el poder de las imágenes, cuya
potencia, sin embargo, muestra la obra entera del autor, puede revertir su orientación.
[en RS mayo 2013]
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