Friday, October 21, 2011

Reseña de "El kirchnerismo, una controversia cultural", de Horacio Gonzalez


El Director de la Biblioteca Nacional y referente fundamental del espacio Carta Abierta, desarrolla en este libro una serie de rodeos en torno al kirchnerismo, “anómala” criatura según la calificación acuñada por Ricardo Forster y retomada parcialmente por González, quien logra, empero, domar su complejidad en pasajes esclarecedores, con su pletórico lazo escrituril -pareciera no haber casi zonas del pensamiento político-filosófico no moduladas como herramienta por la prosa neologística del autor y sus operaciones de anatomía de los discursos sociales en pugna.

González, suerte de vademécum cultural argentino, procede tanto por erudición como por intuición. Bajo dos preceptos principales, a saber, que “el kirchnerismo no tiene textos” y que no puede reducírselo al peronismo, el libro se organiza en tres partes: la primera, “Militancia y fortuna de Néstor Kirchner”, sobre lo que podría denominarse el cerco problemático básico del recorrido kirchneriano (su posición en los setenta, su desenvolvimiento político y profesional durante la Dictadura, el cuño algo ignoto del Grupo Calafate, su enriquecimiento durante la función pública, etc.); la segunda, “La recepción cultural del kirchnerismo”, analiza los pronunciamientos de distintos intelectuales respecto del gobierno (como Nicolás Casullo, León Rozitchner, Martin Caparrós, Ernesto Laclau, Beatriz Sarlo), para, finalmente, abordar “La cuestión del mito y la historia abierta”, donde ya da por buena la voluntad transformadora del ex presidente y su esposa, y repasa -sin rigor pero con justa elocuencia- las medidas del Gobierno que considera políticas hacia un país mas igualitario, para señalar los bordes tanto de la potencia como de las fragilidades del proceso en curso, en vistas a su pretendida profundización.

Es un libro serio en sus contiendas y honesto en sus deseos. Esa misma honestidad visibiliza sus debilidades, como el llamativamente craso modo en que asocia la condición política a la aceptación de impurezas e incompletudes, y, sobre todo, el racconto histórico casi obsesionado con la palabra “profundo”, donde el kirchnerismo encarna corrientes que estaban “dormidas” y “en espera” en la historia, pero en esa atención hacia lo subterráneo, se pasa por alto lo obvio, y se elude en el relato el peso especifico de, primero, la década del noventa de los Kirchner, y, segundo, el carácter decisivo del trastocamiento de las condiciones de gubernamentalidad producido por las movilizaciones populares de 2001 y 2002.


[en Cultura de Perfil]

2001 dice presente - La comuna de Buenos Aires, de Maria Moreno – Capital Intelectual



Dos mil uno es un tema del dos mil once. Maria Moreno (narradora, critica y periodista) ofrece, en casi cuatrocientas paginas, un generoso mosaico de visiones, treinta y cinco textos entre crónicas, apuntes de libreta y, sobre todo, entrevistas, a intelectuales, militantes barriales, asambleístas, trabajadoras de fabricas recuperadas, activistas travestis, periodistas cercanos al mundo popular; gente movilizada por lo abierto en el agite dosmilunista: cuerpos en los que la historia se reencontró con su esencia mutante tras años asfixiada con el fatídico tufo de su presunto final.

Hoy el libro, en sus diálogos sobre las asambleas, sobre la obsolescencia de la categoría pueblo (ante la multitud) o el grito colectivo Que Se Vayan Todos, pareciera una publicación a destiempo, salvo que entendamos que la actualidad se organiza con distintas lecturas de 2001 –que lo profundizan, le responden, lo capturan, le temen-. El ritmo, las texturas, voces y colores de La comuna… radican en que, de diversos modos, los valores disputados oportunamente en esta época –época de consumo y de basura, de fiesta y de miedo-, en sus paginas vuelven a abrirse como pregunta, en su potencialidad; como ser, por ejemplo, la critica experimental al neoliberalismo y a la represión, pero también la apelación a vecinos indignados, incluso los agites en estaciones de tren o por territorio, y explícitamente en los pibes que tomaron los secundarios el año pasado -y quien sabe de las micro organizaciones autónomas alejadas de toda representación, en esa “cocción por abajo sin la que no puede cocinarse nada por arriba”, como dice en el libro la vieja militante obrera Elsa Mura. Todos los textos fueron hechos entonces (2002), y puede leérselo como un libro sobre aquel momento o como la puesta en cuestión de si es que pasaron diez años desde 2001 o en cambio son diez años de 2001.

[Rolling, Sept 2011]

Cuando nacían los deseos - Vicio propio, de Thomas Pynchon


Sus mas de cuatrocientas paginas la hacen breve novela para ser de Pynchon –por ejemplo la anterior, Contraluz, pasa las mil trescientas-. Transcurre en Los Angeles en el ocaso de la década del sesenta; Doc, el protagonista, es un detective privado, pero uno bastante particular: fumado todo el día con una riquísima variedad de hierbas cannabicas, es un ejemplar de la convivencia entre hippismo psicodélico y el amor playero de los surfers y su endless summer.

Además de “breve” es mas “legible” que las novelas icónicas de Pynchon, autor de una de las obras mas importantes de la literatura contemporánea y hombre cuya biografía –y cara- son un misterio, aparte del dato de que nació en 1937 en Nueva York y de una foto blanco y negro que lo muestra jovencísimo. En sus obras maestras de la novela posmoderna, como El arco iris de la gravedad (1973) o Mason y Dixon (publicada en 1997, escrita durante décadas) cunden la arborescencia y la digresión, el tiempo desquiciado y el desplazamiento geográfico radical; en Vicio propio, en cambio, la historia esta bastante circunscripta a un momento y un lugar. Pero la prosa sigue siendo exuberante y mordaz, y la trama, repleta y deslumbrante. La caliente ex novia de Doc le pide ayuda porque su amante, magnate del mercado inmobiliario, ha desaparecido; la trama de intrigas –formalmente, casi una novela negra- pasea por un enorme arco de personajes y tensiones de la época, desde surfers que dedican su vida a meterse en olas imposibles como leales adoradores en el puño de Dios, un doctor que inyecta anfetaminas por doquier, motoqueros neonazis, drogones inmunes en su cuelgue a las conmociones del entorno, policías que quieren ser estrellas de televisión, traficantes de heroína, ex combatientes de Vietnam tornados hippies, primores felices de sexualidad sin moral, y hasta visionarios fanatizados con una red de computadoras, la prehistoria de internet… Sin embargo, en esta novela hilarante, son el racismo, el odio de clase y la violencia de la propiedad privada –sobre todo inmobiliaria- lo que constituye el punto álgido de su emplazamiento histórico. Con una permanente banda sonora de fondo –es para leer con el Grooveshark al lado-, Doc, entrañable mezcla del Dude Lebowski y Philip Marlowe, se mete y se mete en la historia sin saber bien por que; con su “memoria de fumeta”, un instinto de justicia y de cuidado a los frágiles lo mueve, así como una especie de militancia contra la tristeza que le da una percepción: el fin de una época, que, contrastado con la magnitud de sus sueños, podría temerse que nunca llegó a ser.


[Rolling Stone Septiembre 2011]