[En Rolling Stone, noviembre 2011]
Dos mil uno es un tema del dos mil once. Maria
Moreno (narradora, critica y periodista) ofrece, en casi cuatrocientas paginas,
un generoso mosaico de visiones, treinta y cinco textos entre crónicas, apuntes
de libreta y, sobre todo, entrevistas, a intelectuales, militantes barriales,
asambleístas, trabajadoras de fabricas recuperadas, activistas travestis, periodistas
cercanos al mundo popular; gente movilizada por lo abierto en el agite
dosmilunista: cuerpos en los que la historia se reencontró con su esencia
mutante tras años asfixiada con el fatídico tufo de su presunto final.
Hoy el libro, en sus diálogos sobre las
asambleas, sobre la obsolescencia de la categoría pueblo (ante la multitud) o
el grito colectivo Que Se Vayan Todos, pareciera una publicación a destiempo,
salvo que entendamos que la actualidad se organiza con distintas lecturas de
2001 –que lo profundizan, le responden, lo capturan, le temen-. El ritmo, las texturas, voces y colores de
La comuna… radican en que, de
diversos modos, los valores disputados oportunamente en esta época –época de
consumo y de basura, de fiesta y de miedo-, en sus paginas vuelven a abrirse como
pregunta, en su potencialidad; como ser, por ejemplo, la critica experimental al
neoliberalismo y a la represión, pero también la apelación a vecinos indignados,
incluso los agites en estaciones de tren o por territorio, y explícitamente en los
pibes que tomaron los secundarios el año pasado -y quien sabe de las micro
organizaciones autónomas alejadas de toda representación, en esa “cocción por
abajo sin la que no puede cocinarse nada por arriba”, como dice en el libro la
vieja militante obrera Elsa Mura. Todos los textos fueron hechos entonces
(2002), y puede leérselo como un libro sobre
aquel momento o como la puesta en cuestión de si es que pasaron diez años desde
2001 o en cambio son diez años de 2001.
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