Mucho cadáver exquisito
[Por AjV para Rolling Stone 2012]
Nada tan a la
moda como el pasado. El futuro llegó, pero no es lo que era; avanzamos de
espaldas, reviviendo los recovecos de lo ya hecho… ¿Vivimos una época estéril,
de actividad febril pero estéril, donde todos los hallazgos, todos los efectos de novedad, vienen disponibles
del pasado? Homenajes, retornos, antologías, aniversarios y reediciones
masterizadas, pero también refugios de las nuevas estrellas en la calidad
inventada y genuina de las raíces: con tecnologías futuristas, el presente se organiza
como jungla del ayer. ¿Realmente la orientación cultural del siglo veintiuno es
un ecosistema de repeticiones, limadas por su sobreabundancia, y no se inventa
nada?, pregunta Simon Reynolds, pero su pregunta es retórica, una pregunta del
que no quiere creer lo que ve, y formula su interrogante antes de hacer la sistematización
empírica del furor nostálgico.
Tras el conjunto de ensayos
breves Después del rock, con Retromanía la editorial Caja Negra
continua la introducción en Argentina de trabajo de Reynolds, crítico musical británico
nutrido en filosofía francesa contemporánea, y refirma, asi, un incipiente
ascenso de la cultura pop como entidad teorizable en el panorama letrado local;
que esta tendencia se base en traducción de obras foráneas (como hicieran también
Interzona y Adriana Hidalgo con libros del alemán Driedrich Diedrichsen, o Paidós
con el ultimo volumen del estadounidense Greil Marcus) muestra que todavía hay
mucho terreno local para explorar desde el ensayo de critica cultural. Como sea,
el presente libro de Reynolds trabaja un problema –el progreso técnico pavimentado
con los materiales est/éticos del pasado- que no es en absoluto extranjero a
estas pampas, y esto vale para experiencias tan disímiles en todo sentido como
la revalorización del tango, el 25 aniversario de Soda Stereo o la juventud
identificada con el doctor Cámpora. El material analizado en Retromanía también es vasto: 440 páginas
donde se revisa el furor retro en lo distintos géneros del pop, en la moda, en
el cine, donde se cuestiona el efecto de las nuevas tecnologías de
almacenamiento, circulación y consumo, se visita el extremo “caso” japonés, la
historia del ascenso retro y el ocaso de los futuristas, la obsesión con diferenciadas
zonas del pasado inmediato, etcétera. Su empiria es tan abundante porque en
realidad Retromanía desarrolla menos una
hipótesis que un señalamiento. Y como Reynolds es un impresionante erudito del amplio
mundo pop, un vademécum de músicos y conjuntos, termina resultando que, aunque
le desagrada explícitamente la “necrofilia” hoy dominante, su libro es un
material de lujo para los amantes retro: leerlo con internet al lado es puente
para miles y miles de horas de consumo entretenido del pasado.
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