Friday, June 29, 2012

Reseña de HHhH, de Laurent Binet (Seix Barral)


Nazis a la vuelta

Premio Goncourt a la primera novela, HHhH se sumerge en el heroísmo y las masacres de la segunda Guerra Mundial.

[Por AjV; publicada en Rolling Stone 2012]

Elogiada en su Francia natal y varios países de Europa, llega esta opera prima de Laurent Binet (nacido en el 72 aunque no parezca en la foto de solapa), que hizo el servicio militar en Eslovaquia y vivió en Praga: la capital checa, donde transcurre su historia, sobre dos soldados de la resistencia que en 1942 saltaron en paracaídas desde un avión ingles a Republica Checa, sangrientamente controlada por Alemania como media Europa. Su mision,  matar a Reinhardt Heydrich, no solo dictador del país, sino quien diseñó la solución final para la cuestión judía;  Heydrich era el segundo de las SS detrás de Heinrich Himmler; “HHhH” son las siglas en alemán de “el cerebro tras Himmler es Heydrich”.
En la Praga del 42 transcurre la historia de Binet, que no es suya, sino real de la Historia, pero por otra parte la Historia no está en otro lado que en los relatos actuales del pasado, entonces si se convierte a un personaje verídico en uno literario… Reflexiones sobre esta problemática salpican la narración. El autor cuenta cómo piensa, en su vida cotidiana, la historia y el libro que esta escribiendo; aparece su padre, sus novias, su cuarto. Narra escenas donde el jerarca nazi, por ejemplo, reta a un subordinado, y al capitulo siguiente critica el abordaje que utilizó, mostrando lo falaz o simplemente inventado que era.
Como quería Piglia para los cuentos, Binet cuenta una historia que cuenta otra historia: un relato de acción y heroísmo cuenta la historia de la escritura de una novela bajo la pregunta sobre la relación entre ficción y memoria histórica. Ensambla una novela histórica basada en hechos reales con un diario de su escritura. Construye con mucho talento el thriller del atentado contra Heydrich, la tan conmovedora como precaria red de insumisos que lo gestan; transmite la pasión que le genera la vida de aquellos muertos que quiere homenajear. Por supuesto que, desde las monumentales Crónicas del propio Churchill hasta Las Benévolas de J. Little (pasando por K. Vonnegut, C. Malaparte, V. Grosmman…), literatura sobre la segunda guerra abunda. Binet propone esta reflexión “en voz alta” metida en la novela sobre su propia confección, interrogando lo que llama “el poder de la literatura”; acaso, también, al hacerse a sí mismo protagonista, intenta refutar la escisión autor-obra. La pregunta por el vínculo pasado-presente tiene una cúspide dudosa: un combate que dura varios días es contado fechando las jornadas en 2008. Trae la escena del pasado intacta, como un bloque entero –con nazis y mártires- que incrusta en nuestro siglo. Como si no hubiera hoy posibles (por no decir evidentes) rasgos compartidos por el nazismo y prácticas actuales, -digamos la subjetividad genocida o la concepción nazi del hombre-, o sea, como si no hubiera mal en el consenso triunfante.  


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