Muertos vivos
El guacho Martin Fierro – Oscar Fariña (Factotum ediciones)
Pintó el arrebato se llama el primer libro del poeta Oscar Fariña (Asunción, 1980; vive en Buenos Aires desde chico), y en este, el quinto, volvió a pintar: esta vez le arrebata el Martin Fierro a la fosilización escolar, a la vieja tradición patria que lo sacralizó y garantizó su recuerdo pero restringiendo sus usos. Con una inocencia fresca, no ingenua, Fariña se olvida del “lugar en el ser nacional” destinado al largo poema de Hernández, y lo recrea con un protagonista pibe chorro, un villero vital que sufre, goza, odia, ama y, sobre todo, canta; arrebata, Fariña –que también grafica con dibujos el relato poético-, falta el respeto, y asi homenajea y renueva la vitalidad del gran libro argentino. Manteniendo la estructura dramática y la cadencia lírica, las aventuras y desventuras del gaucho encarnaran como naturalmente en el mundo de los pibes. Yo no soy cheto estudiado/ ma si me pongo a rimar/ no tengo cuándo acabar/ y me hago viejo cantando:/ las cumbias me van brotando/ como el meo al escabiar.
La actualización histórica mantiene intocadas algunas tensiones de las que da cuenta el cantar; del orden emocional, y sobre todo, del orden de clases -y la pulsión libertaria, que, también, protagoniza el gesto del autor, una libertad sesudamente elaborada. Antecedente ineludible es El Martin Fierro ordenado alfabéticamente, de Pablo Katchadjian (2007, Ed. IAP). Dice Cesar Aira que hay literatura nacional cuando pueden surgir criticas internas; sólo cuando hay un nosotros consistente, podemos darnos el lujo de discriminar. Los trabajos de Fariña y Katchadjian ejercen una crítica que no niega lo criticado: toma lo muerto en su fertilidad renovadora.
[Rolling Stone febrero 2012]
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