Wednesday, October 29, 2008

Fernando Noy

“Este es un país amnésico para el placer”

Agitador del circuito under-gay-delirante de los ochentas, la Noy no es sólo un sobreviviente de aquella época festiva: el año pasado se reeditó su biografía de Batato Varea (fruto de seis años de investigación y entrevistas), salió su tercer libro de poesía, La Orquesta Invisible, y el diecisiete de Noviembre, día de su cumpleaños, el poeta recibió la noticia del regalo que le hizo la diseñadora Laura O., la edición de Hebra Incompleta, que compila sus tres volúmenes poéticos. “Es el regalo más bello que me han hecho en todas mis encarnaciones”, dijo sobre la cuidadosa edición que también porta sus dibujos.
Además de la bonanza literaria, los domingos a las 23 hace Hora por Noy en radio Nacional, donde invita a “poetas que fraguan su poesía y artistas que leen poemas ajenos que aman”. Noy sigue siendo un “poseído por la poesía” (incluso autodenominado “peroratero poético”), aunque ha cambiado: hoy le tiene “fobia a los escenarios” y en la charla con Debate tomó agua.

¿Cambió su modo creativo entre el furor de los ochenta y la actualidad?

Hay cuento japonés en que un hijo le dice al padre ¿Qué haces ahí, padre, en tu trono de piedra? Ven con nosotros a conocer el mundo de las maravillas, y él contestó: no, yo ya no viajo, yo ya soy todos los paisajes. Creo que a esta altura, con tantos excesos de equipaje, imposibles incluso de numerar, porque son tantos, llegó el momento del Sahara fabuloso y frío de la lucidez absoluta, y de la limpieza y la creación y recreación, del Fénix; renací de cenizas del champagne y otros venenos inolvidables. Ya no bebo, ya soy todas las terrazas de vino y los manantiales de Baco; yo ya no bebo porque soy Baco. Culpar a la cirrosis sería reducirlo a una cosa muy técnica: yo soy todas las uvas de todos los viñedos, ¿para qué beber? Yo si fuera un vino sería rozado, dulce y maricón.
Igualmente, Para escribir necesito la ebriedad de la vida, del instante; la santa casualidad. Cuando me preguntan cuál es mi libro favorito, les digo que leo la ventanilla, o a mis costados, que leo los lugares donde la vida está narrándose. Yo no sé si yo plagio la realidad o si el mundo convoca a alguien para que quede testimonio de toda esta cosa tan efímera y gigantesca que es la realidad, y tan vacía.

¿Cómo trabaja ese testimonio poético?
Bueno, con la poesía no hay tema. Cuando me dicen que escriba sobre algo, de algún medio pro ejemplo, me cuesta ceñirme al tema, cosa que en poesía directamente no existe, si uno es fiel a la latencia de lo poético. Uno no puede intervenir más que con su mano su lápiz y su papel, porque está recibiendo un dictamen que a veces es un enigma para uno mismo. Cada vez que bajan estos textos creados, son la solución de un misterio por medio de otro misterio mayor. No se puede ir detrás del poema, sino sucumbir ante él, que apareció y está.
Es difícil agregar al menos un solo verso nuevo, y cuando descubrís que un texto nuevo que te cayó tiene su propia vida, ahí es cuando decís bueno, esta estrella el mundo la tiene que ver. Pero estrellas que no tienen que ver con la carpeta roja de Hollywood.

Hablando de estrellas, había un travesti en Castelar que se hacía llamar Streya, hace como cuarenta años, plena época de mataputos. Streya tenía como sesenta años y había sido boxeador de peso pesado y era quien andaba cuidando a todos los travestis, era como una gesystapo. Ella justo en un carnaval se rompió la pierna, entonces yo, con trece años, debuté en un carnaval con su traje de ella, que era la reina. Ibamos a los corsos de barrios bravísimos del oeste, y la Streya iba en su Fitito y se bajaba con los zapatos en la mano a golpear a cualquiera que quisiera manotear su traje y a mí. Nunca viví tan intensos carnavales; bueno, salvo luego en la santa Bahía. Dice Caetano: “el carnaval es un invento del diablo que Dios bendijo”.

¿Cómo fue su estadía en Bahía?
Fui allá cuando justo habían vuelto Gilberto y Caetano Estuve en una mansión que habían comprado los Rolling Stones y luego la dejaron abandonada, en la que el año anterior había estado Janis Joplin. A mí me encantan los carnavales de barrio, pero en carnavalia Bahía es la Meca. Muchas veces, en medio de las escolas en que desfilaba, tenía que irme en medio del baile a esconderme bajo una palmera y escribir toda la poesía que me bajaba. Claro, imaginate, el maquillaje mental estaba a full, entonces bajaba todo. El poema también es un pájaro en la multitud atrapado por una sola pluma.
Y también la conocí a María Betanha, trabajé en la organización de su primer show abierto y gratuito en Salvador. Qué mujer, Dios mío. Yo me pregunto, ¿De dónde vienen las cantantes? Me parecen el colmo de la sacralidad.

¿Las cantantes más que los cantantes?
Yo creo que soy una cantante frustrada. Aunque no me puedo quejar: he tenido mis bandas, he cantado en Cemento. Androrock se llamaba mi espectáculo: rock ausente de una definitiva sexualidad. Yo hacía tres salidas distintas, con tres looks diferentes: el primero tenía un tono rastafari, el segundo el contratango, y el tercero el rock & roll. El vestuario me lo hacía Rolly Von Von, un precursor estético, que ahora ya no vive por el maldito SIDA, y eran verdaderas producciones plásticas. La banda se llamaba Tetra Break y tenía ocho músicos. En cada corte un invitado especial que hacía monerías para que la gente se entretuviera: Batato Barea, que aparecía y por ejemplo cantaba canciones de María Elena Walsh con toda una voz gruesa y deformada. Entonces había un gran artista plástico, Von Von, una loca con ganas de ganar como era yo, y un genio en ciernes como Batato.
Ahora ya padezco de fobia de los escenarios, estoy en otro momento de mi vida. Se puede decir que fui la primera figura andrógina que hizo rockanrol, pero bueno, acá se olvidan de todo.

¿Usted siente un olvido?
Muchas cosas importantes se han olvidado. Es un país amnésico para el placer, le encanta recordar las heridas y las cicatrices, pero creo que la alegría es un músculo que también hay que cultivar. Ansiedad, angustia y fatalidad es el triunvirato que nos rige en los medios. Yo trato de no caer en esa cosa común de quejarse, el torneo de tragedias. Ya se sabe dónde están los pantanos, se sabe lo que se ha hundido, pero hay tanta flor saliendo de la basura. Por eso cuando hablan del under, el under de los ochentas, por favor, el under no fue: el under viene.
Hace poco por ejemplo estuve viendo una puesta de dos minas con poemas de Osvaldo Lamborghini (con quien he compartido noches hasta el alba, porque en esa época con las anfetaminas nunca dormías), espectacular. Hay un montón de lugares todas las noches, una marea de aplausos hacia gente que se viene, es maravilloso. Ahora es siempre; si no te largás es nunca, y si no insistís es jamás.
¿Usted qué está planeando a futuro?
En un par de meses se estrena mi nuevo monólogo, protagonizado por Verónica Piaggio, Hij...la exhalación. Hij.. es un sonido comodín, que sirve para referenciar cualquier estado de intensidad; la exhalación del placer y del odio conjuntamente. Y también está listo mi cuarto libro de poemas, Piedra en Flor.
Publicado en Debate

2 comments:

Anonymous said...

quiero alertar a la gente ....yo cuando tenia 13 años fui interceptado por este personaje en la via publica, doy gracias a dios de que hoy logre zafar de el, me llevo engañado a su casa con el cuento de que buscaba omn disc jockey,se desnudo y comenzo a manosearme todo, 13 años tenia, no voy a parar hasta que esto se sepaba bien en toda la sociedad, alguien asi no deberia estar libre.

Anonymous said...

tardaste mucho en quejarte . algo te gusto, y bueno los poetas son locos degenerados y sino serian aburridos,no te violo, te entregaste a el.o sos mudo o no tenes patas