Wednesday, January 23, 2008

Saskia Sassen

“El Poder Legislativo debe renovar sus funciones”

Publicado en Debate, Mayo 2007

Radicada en Estados Unidos, profesora en la Universidad de Chicago y casada con su prestigioso colega Richard Sennet, Saskia Sassen marcó las discusiones urbanísticas de los noventa con su categoría de ciudad-global y refutando los anuncios de disolución de las ciudades bajo el paradigma de descentralización. Holandesa, habla castellano con el acento argentino que adquirió durante su infancia y adolescencia, años en que vivió en estas tierras que acaba de visitar presentando su Sociología de la globalización, editado por Katz.

En las últimas décadas del Estado argentino, ¿qué aspectos observa como parte de tendencias globales y cuáles como más netamente locales?
Habría que ser experta para contestar con rigor; en mi trabajo me importa mucho especificar empírica e históricamente con gran detalle. Pero sobre Argentina sí puedo dar algunas observaciones. Por un lado reconozco esta modalidad sistémica, evidente mundialmente, de aumento del poder de ciertos componentes del Ejecutivo en detrimento del Legislativo. El contexto amplio de la globalización induce una redistribución del poder al interior del Estado. Siempre hablamos del Estado Nación y de la economía global como si fueran dos cosas mutuamente excluyentes. Y el análisis que hago un poco empieza a mostrar que debido a esa globalización económica, ciertos componentes del poder ejecutivo han ganado poder y el legislativo lo ha perdido.
La especificidad del caso argentino me parece que viene dada por el régimen de Menem, que vació el poder porque funcionó como caudillo. Todos los aparatos institucionales que deberían haber asegurado la distribución del poder, la contabilidad política de los que tienen mucho poder en el Estado, no funcionaron. Además, la globalización corporativa, la apertura económica, la desregulación, las privatizaciones, vaciaron a ciertas burocracias tradicionales de sus poderes. No fue simplemente De la Rúa: el caudillismo de Menem vació el Estado como estructura compleja porque el caudillismo no puede manejar un Estado complejo, tiene que simplificar las cosas un poco.
Menem usó la bastante cantidad de dinero que obtuvo gracias a vender todo lo que se podía vender de la propiedad pública, para aumentar la deuda, en vez de reducirla. Más ventas se hacían del patrimonio nacional, más dinero entraba y más deuda acumulaba. Es una de las dinámicas acumulativas de deuda más insidiosas que podés tener. Si hubieras ganado poco dinero habría acumulado una deuda más pequeña, pero como vendió todo y se vendió bien, la deuda aumento enormemente.
Encima de eso, la crisis sujetó a lo que quedaba del poder a condicionalidades del FMI que son muy duras; en mi lectura han logrado destruir a cincuenta países africanos, de hacerlos aún más pobres, a través de los años ochenta y noventa.

¿Cuáles son estos componentes del Ejecutivo que se fortalecen, y cómo?
La globalización financiera puede pensarse como un proyecto de consolidar un mercado global para los capitales. Pero es fundamental advertir que ese mercado no existe fuera de lo nacional. El discurso de que se trata de un mercado electrónico, puramente virtual, flotando por arriba de todo, es ingenuo: el mercado global, incluidas sus partes electrónicas y su espacio virtual, en buena parte se arma en una red creciente de centros financieros nacionales. Entonces sólo puede funcionar eso si los agentes del mercado financiero logran convencer a cada uno de los países donde están esos centros financieros de implementar ciertas políticas financieras, monetarias y fiscales.
Como el FMI, la OMC, solamente quieren negociar con los poderes Ejecutivos, estos se van aliando, o mejor dicho alineando, con los actores globales. Correlativamente el Legislativo se vuelve más doméstico. Por eso cuando [Nancy Pelossi] fue a Siria a mí me intrigó, más allá de si lograba o no algo. Porque lo interpreté como el Legislativo saliéndose de esa domesticidad y generando nuevos mapas para sus actividades, nuevos contenidos.
Suele decirse que la globalización económica corporativa fue una especie de bomba que les cayó a los países. Pero yo agrego: no sólo se la tiraron, sino que le pidieron a cada país a que contribuyera a hacer la bomba. No es simplemente una retirada del Estado, es un trabajo activo por parte del Estado, muy especializado (a menudo muy invisible por darse al interior de comisiones muy especializadas), de cambiar las regulaciones, algunas leyes, etcétera. El poder financiero global no ataca desde fuera al Estado: los estados deben hacer trabajo. La desregulación no es una pura eliminación, precisa toda una elaboración. Una vez que notamos que esa apertura de puertas precisa toda una elaboración para ser posible, en ese punto, va a haber actores dentro del Estado que tienen que hacer ese trabajo, y empíricamente es posible establecer quiénes son esos actores.
¿Cómo cuáles?
Desde el 95 vengo haciendo ese trabajo en Estados Unidos. Allí, por ejemplo, debido a la globalización el Tesoro gana poder, también la banca central, y los actores ligados al comercio internacional. Ahora bien, para desregular hay que hacer leyes, lo que corresponde al Legislativo. Pero desde el gobierno de Ronald Regan, en EEUU el Poder Ejecutivo intenta a todo costo evitar ir al Legislativo para desregular o privatizar, porque eso implica que se instaurar un debate público, todo el mundo se enteraría. Allá es muy fuerte el pensamiento de que legislar es perder el tiempo, de que gobernar es el puro hacer, pero cuando es preciso otro tipo de hacer, hay que debatir.
Para evitar pasar por el legislativo, Regan reinterpretó una vieja ley del New Deal, hecha después de la gran depresión y que aumentaba el poder de injerencia estatal en la economía. Los expertos en leyes allá dicen que eso fue ilegal, pero sin embargo nunca salió al debate público, porque él estableció comisiones especializadas para el sector finanzas, para el sector comunicaciones, etcétera, bajo el argumento de que eran materias muy complicadas y que la tarea de desregular era demasiado para el legislativo, mejor hacerlo en comisiones. Pero la gran parte de los integrantes de esas comisiones venían de los sectores que estaban desregulando, entonces es una doble violación del espíritu democrático. El déficit democrático, siempre achacado a la globalización y la caída de los Estados Nación, también se produce dentro del Ejecutivo.
En Argentina hace años se ha casi normalizado el uso frecuente de los decretos de necesidad y urgencia por parte del Ejecutivo.
Sin dudas puede ser interpretado bajo el mismo esquema. Me gustaría que hubiera investigadores aquí que empezaran a documentar todo esto. Bill Clinton, quien trató de ser un poco más simpático y abrir un poco el gobierno, también fue acumulando poderes en el Ejecutivo. Cuando él firmó NAFTA fue mediante el fast track, equivalente al decreto. El público en general lo lee como una manera de que todo vaya más rápido, pero es un cambio mucho más fundacional, porque significa que eso no se va a discutir en el legislativo, en otras palabras que el ciudadano medio no se va a enterar de los pros y los contras.
¿Si el Ejecutivo se convierte en un agente que opera según las necesidades de la coyuntura global, ¿qué mecanismos de poder mantiene la ciudadanía?
La parte del Estado donde el ciudadano está autorizado para hacer reclamos directos es el Legislativo. Nosotros no podemos acudir al Ejecutivo. La pérdida de poder del Legislativo resulta, así, un problema para el ciudadano. Entonces un proyecto para mí muy importante es que la ciudadanía fuerce al Legislativo a encontrar nuevos contenidos, nuevos formatos de ley, que le permitan encarar toda una serie de nuevas obligaciones. Tiene que rellenarse el Legislativo. Y hay mucho trabajo que hacer. Por ejemplo, en EEUU una de la tareas que tiene el legislativo -que ahora los demócratas van a hacer- es establecer el estatus legal de Guantánamo, para que esto no se repita nunca más, porque hoy día es una verdadera zona sin ley, no rige la ley. El ejecutivo la usa para abusos terribles, y por ahí muchos son inocentes.
También hay que hacer nueva ley en el plano económico. Las nuevas modalidades financieras no tienen suficientes elementos de contabilidad. El Estado está sin poder manejarlo. El Legislativo tiene que tomar personal altamente especializado y generar nuevas leyes que protejan al consumidor, al ciudadano. Para el ciudadano es crucial entender lo que está pasando; allí los periodistas tienen una obligación fundamental. Y empezar a generar mucho presión sobre el liderazgo del legislativo para que se aboque nuevas leyes y nuevas formas, más abiertas, de hacer leyes.
Otra modalidad de participación, o sea poder, del ciudadano, pasa por el plano judicial. Dado el régimen internacional de derechos humanos, y dada la Corte Criminal Internacional, tenemos posibilidades de lanzar juicios con jurisdicción global. En cada país hay que buscar las leyes nacionales que permiten iniciar demandas transnacionales. En EEUU, por ejemplo, se han hecho juicios desde cortes nacionales contra corporaciones multinacionales por violaciones a los derechos humanos en sus fábricas off shore en China, México, Indonesia, etcétera.
Esos son poderes grandes. Pero lo fundacional del cambio que estamos viviendo no pasa es la OMC ni el FMI, esas son instrumentalidades que han mediado; el gran cambio es de lógica: donde antes tenías el gran poder centripetal del Estado, que aglutinaba todo, ahora hay aperturas, perforaciones, no solamente para las multinacionales y el poder financiero, sino también para los ciudadanos, para las organizaciones cívicas. Hay múltiples centrifugalidades que van atravesando el globo conectando y articulando actores particulares en distintas partes del mundo, y generando múltiples realidades muy específicas. El centro, el gran poder del ejecutivo, no es lo que fue.


¿Cómo analizaría un conflicto entre actores de naturaleza tan diversa como en el que se da por la papelera en Fray Bentos, donde está lo local, nacional y global, lo político, económico y legal, lo formal e informal?
Es muy fuerte que una resistencia cultural-ecologista global, Greenpece, aliada a la reina del carnaval de una pequeña comunidad local, logró un gigantesco impacto en la opinión pública gracias a ubicarse frente a las cámaras mediáticas en la reunión del G8. Pero creo que los jueces en La Haya pueden haberse irritado viendo una espectacularización.
Por otro lado, estas asambleas populares de pequeños pueblos muestran lo que llamo la complejidad de los sin poder. Sin grandes poderes a priori, logran una alta visibilidad mediática, una fuerte adhesión de la opinión pública y que el poder Ejecutivo argentino deba obrar quizá no reflejando pero sí considerando sus deseos. Aún si pierden hay que recuperar el hecho de que en ciertas situaciones la falta de poder tiene una complejidad ambivalente. Un inmigrante indocumentado trabajando en una granja en California tiene una falta de poder muy elemental. Pero ese mismo inmigrante en Nueva York, Los Angeles o Chicago, tiene una falta de poder muy compleja, porque hay en torno toda una serie de posibilidades.

Actualmente en Buenos Aires hay barrios cerrados y las villas miserias, acaso más cerradas. ¿Cree que un conglomerado urbano puede perder la cohesión, devenir en fragmentos que no conformen un conjunto consistente?
Los actores estratégicos en la ciudad son los extremos superior e inferior. La gran clase media, las empresas medianas, ese mundo un poco más estandarizado, con un pasado fuerte, tal vez todavía sea mayoritario, pero no es el actor estratégico en el hacer de la historia. La zona glamorosa y la zona del tugurio son dos formaciones fundamentales en todas las grandes ciudades, cada una con sus modalidades específicas; San pablo, Nueva York y Buenos Aires son cada una un mundo.
Los inmigrantes, por ejemplo, son actores que están haciendo historia. Nuevamente el tema de la complejidad de los sin poder. Ellos han logrado que las burocracias de los países más poderosos del mundo reorienten sus políticas para controlarlos; al fin y al cabo eso es un tipo de poder. Lo mismo con el tugurio urbano: están haciendo historia, aunque sea historia trágica. Conviven con la presencia de lo global en la ciudad, con la implantación con huella grande y creciente de los actores globales poderosos, que en su trayectoria tienen un momento urbano; esos actores de la economía globalizada se hacen legibles en su huella urbana, y pueden medirse en kilómetros. El nuevo concepto de aeropuertos, incluso la glamourizaicón de segmentos de la ciudad, son marcas de esa trayectoria. Todo esto altera el carácter de el espacio urbano, que pasa de cívico a político.Habría que tomar con pinzas la palabra cohesión, porque en todo caso se da a través de conflictos. Desde el punto de vista cívico, hoy la ciudad tiene que constituirse como tal. Es todo un desafío: hay que hacer, como práctica activa, el espacio urbano.

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