Sunday, October 04, 2009

Reseña de Ceviche, de Federico Levín (Negro absoluto)

Satori pre bulímico

Peruanos y voracidad nocturna en el Abasto; primera entrega de una saga en la colección de policiales que dirige Juan Sasturain.


Héctor El Sapo Vizcarra es “una burbuja rellena de carne y bañada por una pátina de sudor espeso que en otro mundo sería la delicia de algunos hedonistas sin culpa ni cura”. Tal vez no ese pero hay otro mundo, siempre: aquí mismo en éste. Pasa que el trabajo de verlo es arduo, hay que lograr cierta frecuencia en la disposición de los ojos, o de las papilas gustativas. Por la boca incorpora El Sapo al barrio del Abasto: sus calles en carne viva, su acústica social, sus olores que resumen el planeta, y, sobre todo, el universo de los peruanos: restoranes impredecibles, músicos algo incaicos, redes narcotraficantes, mujeres sabrosas, funerales que son fiesta y banquete, personajes mandados a hacer para la literatura, el ocultamiento, la aventura posible hoy acá.
“Si su departamento es una pecera, El Sapo es el pez gordo. Se desplaza por su hogar con pasos cortos y rápidos, se cansa y suda, habla en voz baja para que nadie lo escuche: le dicen El Sapo, se calla y duda”.
Levín escribe y describe con una musicalidad luminosa; en sus mejores tramos, leer resulta una experiencia de sorpresa y de ingravidez: uno flota al ritmo lúcido y poético de la prosa mientras El Sapo lidia con su gorda masa, especie de Ignatius J. Reilly (de La conjura de los necios) más ateo y de mejores intenciones. Hedonista trágico, está encerrado en su vida, desarreglo formal que duerme a cualquier hora y guarda su mayor regularidad en el escabio. Lo mueven el hambre y el aburrimiento; lo llevan de periodista gastronómico outsider a escritor del policial que él mismo protagoniza: investiga una muerte. Sucedió en un restorán, mientras él comía un ceviche celestial que quedó trunco; ahora El Sapo quiere saber, quiere comer, quiere entrarle al mundo por algún lado y meterse lo mejor que encuentre en la boca y así alcanzar su “satori pre bulímico”.
La lectura estimula jugos gástricos y metafísicos, y acaso sea no tan rica para los amantes de las tramas policiales ingenieriles (hay incluso algo de forzamiento en algunos mojones de la búsqueda) como para los de la escritura, esa desacralización del lenguaje que permite descubrir –inventar- nuevos sentidos de las cosas que se sienten. (De hecho la novela anterior de Levín, Igor, fue reseñada como experimental, macedoniana, gombrowicziana).
El músico “Intestino” Delgado, el transa dudoso “Sudor de Sombra” y el capo narco “Indio Mineral” son personajes que El Sapo encuentra. También el linyera Dionisio, verdadero Sancho pillo, informante clave. Auténtico cronista del barrio, porque aquel que nadie quiere ver es el que mejor puede verlo todo; tan excluido y negado como figura callejera que ni siquiera se le ocultan las cosas, resulta privilegiado para relatar la verdad no calculada de los demás.
AjV - Rolling Stone, Sept 09

No comments: