En busca de la movilización perdida
La noción de impasse en lo político escapa a la presunta politización que tanto medios como intelectuales señalan en boga a partir del “conflicto del campo”. Porque niega que la animosidad de polarizaciones mediatizables detente potencia política en términos de alterar, creando, las representaciones de lo posible y las imágenes de lo social; la polarización, más bien, fija en una disyuntiva prefabricada. De palabras que se intercambian como piezas de códigos disecados, sin efecto pragmático de movilización de los cuerpos –más que para la inercia de lo mismo: el capital-, está hecho el impasse en lo político. Lo único confiable cuando pareciera que toda aparición se convierte de inmediato en insumo de la valorización del capital y su espectáculo, dice el colectivo Situaciones en el prólogo, es el malestar. Y en el malestar, la inquietud. Inquietud, sensibilidad en la cercanía, experimentación perceptiva, elaboración artesanal de una lectura autónoma de las situaciones, son las hebras básicas para encontrar potencia en la oscuridad del impasse. Y alianzas en el llano: así puede entenderse la serie de entrevistas (se diría globales) que da cuerpo al libro, donde la conversación es médula del “género pensamiento”. León Rozitchner, Toni Negri, Michael Hardt, Sandro Mezzadra, Suely Rolnik, Peter Pal Pelbart, Franco Bifo Berardi, Rafael Gutiérrez Aguilar, Arturo Escobar y Santiago López Petit son, parece, más o menos amigos de Tinta Limón, editorial orgánica de Situaciones; y la amistad resulta un primer escalón de cooperación autónoma. La lucidez es efecto de una composición colectiva donde la palabra tiene sentido -en la fragilidad de lo que siente. Como si en soledad no se pudiera tolerar la renovada ignorancia que es necesaria para la actualización y el activismo, para que la idea sea praxis.
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