Aventuras del hombre gris
Sexta novela del autor nacido en 1977 en Buenos Aires, editada desde España por un sello italiano, Lobo se suma al hermoso coro que cuida la orgullosa llama de la literatura en Argentina. Y deja atrás el prestigio de Coelho como palabrista, las loas por su destreza con los “vocablos”, que suponen que un buen escritor es alguien con talento para las palabras. La vida gris de Silvio Lobo nos recuerda que un buen escritor trabaja en una forma de decodificar el mundo, y una forma de expresar que sabe cuales palabras usar porque sabe con que vida habla.
En sus novelas anteriores, Coelho saldó una obsesión con el lenguaje oscura pero pícara. En esta, su lenguaje se le hizo natural, y campea una especie de obsesión serena por el mundo. En un periplo por Caballito, Almagro y el centro porteño, Temperley, Carmen de Patagones, Viedma y el chato interior bonaerense, narra situaciones de escala corporal, pero, paradojas, acercar la lupa devuelve lucidez panorámica, y esa narrativa micro ambiental da con hallazgos de alcance transversal: epocales, tipologicos, a veces éticos; formas de ser. Silvio Lobo, inspector municipal que a los cuarenta dejó la casa materna, y Marcusse, el fabuloso -y ludópata- detective privado que contrató para buscar a su mujer en fuga, Estela; son personajes chiquitos y universales a la vez, personajes que podrían calificarse de patéticos, porque las cosas sobre todo les pasan, presas vitalicias de las circunstancias. Pero sin embargo, en este realismo de la extrañeza, realismo de lo imaginado (y no de la obviedad yoica del autor), estos personajes rotos, mal parados, son especimenes perfectamente válidos para conmoverse con lo que está en juego en una vida.
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