Siempre está llegando
Publicado en Rolling Stone, noviembre 09
Este volumen de relatos del escritor y pianista uruguayo nacido en 1902 y muerto desde 1964 recoge, por un lado, el período de su escritura que podría llamarse narrativa de la remembranza, o tal vez poética de la remembranza y narrativa de los mecanismos de la memoria, con los relatos largos Por los tiempos de Clemente Colling, El caballo perdido y Tierras de la memoria; e incluye también las dos hermosas páginas metodológico-estéticas de Explicación falsa de mis cuentos, y cinco cuentos protagonizados por la extrañeza, por una ingeniosidad melancólica, una sensibilidad que no renuncia a su naturaleza excéntrica ni a su pulsión lúdica. Por ejemplo La casa inundada, onírica convivencia de un silencioso escritor y una obesa viuda enamorada del agua; o El cocodrilo, sobre un pianista devenido vendedor de medias, cuya estrategia de venta es ponerse a llorar.
Con la simultánea reedición de Las hortensias (El cuenco de plata), asistimos a un nuevo regreso de este autor que suele ser considerado raro, de culto, tal vez por ser más nombrado que leído. En cualquier caso, todos estos textos, tanto los más evocativos como los más inventivos (aunque evocar es, en Felisberto, una tarea creadora), custodian la singularidad de su percepción, porque su hacer artístico empieza con la militancia en un modo muy personal de decodificar el mundo (“…pero yo no quería que me hubieran hecho observar aquello, porque después tenía que poner demasiada atención en eso, y no podía seguir sintiendo otras cosas”, rememora en Los tiempos de Clemente Colling). Es que las formas estereotipadas de la percepción son ciegas al misterio, que en la literatura de Hernández es fuente de verdad.
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