Tuesday, March 20, 2007

Pequeña Orquesta Reincidentes

"Proponemos basta de ruido"

Esta Pequeña Orquesta reincide en trajes oscuros, en contrabajos, mandolinas y banjos, en tubas y trompetas y hasta en serruchos y llantas de bicicleta; reincide en una concienzuda exploración. Poética y musicalmente, reincide en la tragedia desolada y en la celebración de fogata. Con todo, también puede decirse que Reincidentes es una banda de rock (mostrando la radical flexibilidad del género).
Nominados al Cóndor de Plata por su musicalización de la película uruguaya Whisky (2005), construyen desde hace 15 años una estética propia (hace rato referencia para otros conjuntos), y han logrado moldear las orejas de un séquito fiel y creciente, embelesado en su propuesta de percibir la enormidad de lo mínimo, que acaso tuvo su cenit en el disco Miguita de pan (2003). En estos tiempos de normalización de lo obsceno, el arte de Reincidentes propone intimidad pensando en lo social.
Rodrigo Guerra, Santiago Pedroncini, Juan Pablo Fernández, Alejo Vintrob y Santiago Pesoa editaron Traje en octubre de 2005. Autorreferencia al “uniforme tan querido”, que circunscribe la creatividad a su ámbito específico, música y letras; que marca una tendencia de prolijidad; que hace de armadura para unos tipos ya bastante expuestos; y que representa “un deseo personal de traer regalos”.

¿Qué encuentran en cada instrumento en función de lo que quieren tocar?
Juan Pablo Fernández: Los timbres poco habituales incentivan otro tipo de búsqueda, los sonidos proponen climas. No es un valor en sí la profusión o rareza de instrumentos, no lo usamos como argumento. Lo que produjo una variación definitiva fue incorporar el sonido del arco en el contrabajo, porque abrió la dimensión orquestal, permitiendo el uso de materiales muy nobles como la trompeta, la tuba, la mandolina.

¿Cómo afecta esa abundancia instrumental a la estética despojada que caracteriza en gran medida su obra?
JPF: La forma de escribir, y ese despojo, es el trabajo que hacemos, quizá nuestro único talento: el de saber cuándo decir “esto así está”. El gran trabajo es lo que no está dicho, lo que no está grabado, la resolución despojada habiendo tantos instrumentos.

¿Y cómo afecta la satisfacción de tocar a la expresión de desolación, abatimiento, sordidez, melancolía?
Guillermo Pesoa: Cuando uno está tocando la emoción no pasa por lo que se está diciendo sino por lo que se está generando. No es como cuando se escucha algo triste; el hecho de estar generándolo es muy vital, no estás viviéndolo, no se te viene encima. Somos los padres de la criatura, no somos nuestra obra.

¿Usan la ficción, en ese sentido?
JPF: En nuestra obra el lugar del artista carece de autoconciencia, en general uno está embebido de las torpezas de las situaciones, metido hasta adentro en ese espejo que se genera en una ficción.
GP: Las letras sí son ficción pura. El otro día releí un texto donde Pessoa sostiene que la mentira es la única forma de comunicación en el arte. La ficción es la única moneda que te podés traspasar. Esa angustia que no tiene ningún objeto claro para uno: no hay forma de transmitirla salvo bajándola a algo que tiene que ver con una historia común. Sólo así se le rasca algo a la emoción.

Siguiendo con los contrastes, ¿cómo afecta a esa poética intimista la garantía de auditorio lleno, que tienen hace años?
GP: aunque sea intimista, la letra está pensada con un interlocutor, está a priori la idea de otro. Además, Bethooven era famosísimo y caminaba por Viena cantando melodías en la cabeza y se chocaba a la gente. La convocatoria sostenida te hace trabajar mejor; si estabas en una veta intimista, tu veta intimista será mejor.
JPF: Sí tuvimos que discutir mucho sobre la participación en festivales, donde pareciera haber un presupuesto (en productores de shows, programadores y operadores de radio, directores artísticos de compañías discográficas, etcétera) de que todo grupo tiene que ser arengador, fiestero, y todo tiene que ser instantáneo, y nuestra propuesta es distinta.
GP: Hacer lo que se quiere en el escenario es un valor fundamental. Si no, nada tiene sentido. No seguir los presupuestos, esa es la única manera de cambiar el mundo. Si vas a la tele y decís “estoy en Tinelli y tengo que hacer algo arengador”, no cambiás la realidad, colaborás con lo que hay. Pero si va un tipo y toca Erik Satie, está alterando lo que había.

¿Conciben en su trabajo artístico alguna dimensión política?
JPF: Hay una dinámica horizontal y de placer horizontal que me parece eminentemente política. Además, el debate interno sobre los festivales tiene que ver con que trabajamos desde la intimidad y queremos generar con el público algo muy distinto al súper show prefabricado que baja hacia la gente.
GP: es raro, porque por un lado la música no importa nada y por otro lado te pueden matar, y eso sucede simultáneamente. Toda decisión sobre el modo de vida dice algo políticamente. Durante el menemismo, por ejemplo, elegir la austeridad en vez de querer ganar más guita para irse a Cancún, tenía un montón de implicancias. Creo que el trabajo a conciencia sobre la ruptura en lo que uno hace, y en la profundización, está jugando políticamente algo, quizá más a la larga que la canción de protesta. Jugamos en otro sector de la política, en lo cotidiano, en lo específico, en nuestro carácter independiente.

Si la política depende del contexto, y el de nuestra actualidad está marcado por la hipersaturación de estímulos, ¿enfocar en la miguita de pan puede ser un acto político?
GP: Totalmente, proponemos basta de ruido, austeridad, silencio, mirar para adentro, y esa introspección individualista es la salvación política posible, la conexión con lo sensorial, con la intimidad, con el deseo propio.

Pero si su obra estimula en otro esa conexión íntima, ya no es tan individual.
GP: Claro, si la historia mínima contada en una canción sirve para universalizar una idea, entonces sí es político. Si es un camino hacia lo individual, no.
JPF: Por otro lado, en política hay una necesidad de certezas, ideas y cuentas claras, que el arte no tiene porque hay muchos matices, cobardías, mucha mancha, todo lo que es parte de la mancha humana. Podrías emparentar la miguita de pan con el elogio de la lentitud. El subcomandante Marcos y los piqueteros hablaban de ir al paso del más lento. Es muy importante eso en un movimiento, incluso en nosotros como banda. En pleno menemismo y su derroche de escenografía, nos plantamos a enfocar simplezas cotidianas, en nuestra lírica y nuestros shows. Puedo decir que nuestra lucha es contra el prejuicio, y que eso puede ser un gran cambio social, pero las necesidades de salud, vivienda y trabajo son ya. Está bueno generar contrapoder, pero sin perder de vista cuál es el poder.
GP: Además, a veces las canciones contragobierno terminan siendo la banda sonora del sistema: cuando usas el mismo lenguaje, sos fácilmente coptable. Ese es el riesgo de los festivales: si llegás al lugar equivocado, formás parte de lo mismo, la cara opuesta, pero dentro. El lugar donde se aplican las cosas forma parte del hecho artístico.

2 comments:

Anonymous said...

Pero, ni una miguita de comentario, che... Y, somos pocos los Reincidentes. A mí me los presentó Charly, un amigo que anda navegando los mares, y me regaló el histórico Miguita de pan, que era un CD propio. Qué gesto! Yo ni en pedo lo hago, pensé. Y de ahí en adelante me fumé los Balcanes, la miguita de pan y el tono arrabalero de un solo saque. La última vez, los vi en el IFT hace unos pocos meses a sala semi vacía (alucinante el cover de The Police que se mandaron! Aunque todos los covers estuvieron MUY bien). Supuse que les faltaba prensa. La anterior y primera, los había visto en ND Ateneo a lleno total desbordante, con toda la fauna. Fue muy... energético, inspirador, como traducen mal del inglés últimamente.
Salud, Enorme Orquesta Reincidentes!

Martin Scorcc said...

No los escuche en su momento,pero hace 1 mes vi Acorazado Potemkin en vivo y me volaron la peluca,de ahi a Los Reincidentes un paso....pero que paso,que banda por dios!!tan poetica,tan porteña,tan punk,tan tanguera...en fin geniales