De magos sin magia
Belga franco parlante, Nothomb nació en suelo japonés
en 1967 y fue criada en el extremo Oriente; su padre era diplomático. Exitosa
novelista, publicó más de treinta libros, con el impresionante ritmo de una
novela por año desde el 92. La recientemente distribuida por Anagrama, Matar al padre, cuenta la historia de
dos magos prestidigitadores, uno adolescente y brillante adoptado por el otro
ya consagrado y su hermosa mujer, que no tarda en ser sujeto de obsesión para
el joven. La novela es breve, se lee rápido, tallada con el oficio de terminar
un capítulo con la apertura de un problema que queda abierto para el siguiente.
Pero hay que decirlo: lo único sobresaliente es la fama de su autora. Los
personajes no tienen carnadura y son por completo univalentes (el honrado es
siempre y totalmente honrado, el frío y calculador es solo eso y siempre eso,
la hermosa inocente lo mismo…); más que personajes son entes funcionales a una
trama sin vuelo ni ritmos ni rincones ni aristas, cuyo punto de inflexión, el
evento inesperado que resignifica presuntamente la historia, consiste en volver
sobre una escena ya relatada, pero revelando que se había ocultado lo esencial
al lector, y la “sorpresa” es tan inverosímil que carece de toda capacidad de
afectar. Las cosas que dicen los personajes son también inverosímiles y
caprichosas, al son de no dar un paso sin estereotipo. En lo único que
sorprende es en que, contra la natural expectativa de que describa trucos de
magia, no hay ni siquiera uno, de tan desapegada la narración respecto del
mundo que narra.
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