Pensamiento nacional
Los ensayos breves de Gustavo Varela –autor también
de un luminoso libro sobre Nietzsche y la música y de Mal de tango, genealogía moral de la música ciudadana- forman una
pieza unificada por su atención y por su prosa: Argentina es el espacio donde
mira Varela, a diferencia de otros filósofos –tal su oficio- que siguen la agenda
del Senna o los Alpes, y su estilo también da la espalda al corporativismo académico.
Ambas cosas se deben –vale interpretar- a su emplazamiento mundano, que a la
hora de escribir es, claro, en un escritorio, pero al que llega por tener su
cuerpo arrojado en el mundo, que mima y golpea, y luego las palabras procesan
ese caldo.
Textos sobre el rol del rocanrol, especialmente el de Pappo, durante
la dictadura, sobre Maradona y las disputas morales en torno suyo, sobre la
renacionalización de YPF, sobre la tragedia de once, sobre Piazzolla, Discépolo,
el peronismo, el voto a los 16 y las concepciones de la juventud y de la
estupidez, textos sobre Mariano Moreno y J.B. Alberdi: impresiones de la vida común.
Escritas con mucho de fútbol y mucho
de boxeo (se describe también a Nicolino Locche como el peleador más cruel, en
vez de elegante, porque dejaba solos a sus rivales), es decir, con mucha
gambeta que elude al sentido común agazapado ahí donde va a afirmarse cada
frase, y con estrategia de plantar un golpe directo para instalar la andanada y
luego bailar un poco alrededor, golpes cortos sobre el objeto al que nunca deja
de quererse aún cuando se prepara el nocaut. Juego de huida y combate franco
con lo obvio: así este libro pequeño ofrece un tornasol de revelaciones.